jueves, 7 de octubre de 2010

Pueblo Jivi colombo-venezolano

LOS DESCENDIENTES DE KUWEI
Imagen y trascendencia del pueblo Jivi
en un álbum fotográfico de 1939 encontrado en Caracas




Esta selección de imágenes proviene de un álbum fotográfico original del fotógrafo alemán Paul Beer, tomadas entre 1938 y 1939 en la región del Vicha, frontera colombo venezolana, el cual pude adquirir en 2001 de manos de una persona que decía haberlo obtenido de un familiar el cual a su vez lo recibió aparentemente de manos del propio autor a su paso por Venezuela, hacen mas de 70 años. 

La importancia documental y patrimonial que representa este album de fotografías reside no solamente en la calidad estética y técnica de las fotografías, sin duda de altísimo nivel, sino en el incalculable valor para el estudio y conocimiento de de la etnia Guajibo o Jivi como se hacen llamar. Muchos legados documentales fotográficos existen sobre esta etnia, pero muy pocos poseen la fuerza y calidad documental que contienen estas imágenes. Son verdaderas joyas no solo por la calidad la fotografía sino como documento de valor antropológico visual. La manera como Paul Beer, a través de su mirada europea, interpreta la humanidad y la cultura Guahibo, en todo sentido de la noción emic/etic como la denomina Marvin Harris, rompe con la imagen del “Buen salvaje” para elevarlos al nivel de dignos representantes de la especie humana sin estereotipos ni artificios.

Lo que se percibe en estas fotografías es, por lo contrario, una mirada que busca dignificar, con gran honestidad y respeto la imagen propia de una comunidad indígena perseguida por campañas ethnocidas durante años, para situarse en lo que pareciera ser su estado mas “puro”. En ellas resalta también, gracias al trabajo magistral del encuadre fotográfico, objetivo, directo y sobretodo dignificante, la integridad de los gestos, objetos y detalles de una vida cotidiana, basada en los más altos principios de la armonía con la naturaleza. Aspectos innatos de un modo de vida que se antepone a los ideales destructores de la sociedad capitalista.
En este sentido, a mas de 500 años de nuestro nefasto encuentro con los invasores europeos, estas imágenes demuestran la nobleza, virtudes y cualidades del modo de vida de los habitantes originarios nuestra America. Hoy en vías de desaparición por el racismo y la ambición de terratenientes y gobiernos cómplices del exterminio de familias y comunidades enteras para robarle sus tierras.
Si bien estas fotografías fueron tomadas hacen apenas unos 70 años, ellas son, testimonio de un ideal de vida originario que hoy, a pesar de los atropellos y violaciónes descaradas a los derechos humanos se regenera, gracias al rescate de los valores y derechos autóctonos de los Pueblos Indígenas expreso en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. En tal sentido, estas imágenes representan un valioso documento de lo que fueron, son y serán nuestras raíces indo americanas y del deber que tenemos de defenderlas, para reencontrarnos con nuestra verdadera naturaleza, que es la de ser un pueblo libre y soberano.


Curiosamente el pasado año fue ofrecido en venta al Centro Nacional de la Fotografía un album fotográfico practicamente identico, contentivo tambien de una seleccion similar de fotografias originales de la etnia Guajibo firmadas por Paul Beer, el cual no dudé en adquirir para la coleccion de fotografia del CENAF. Con este cuerpo fotografico y con las recientes publicaciones en Colombia de su trabajo arquitectónico, se conforma una obra fundamental para el aservo patrimonial fotografiaco latinoamericano.





BIOGRAFÍA
Paul Beer, fotógrafo nacido en Regensburg (Alemania) en la región de Baviera el 31 de diciembre de 1904. Llega a Colombia alrededor de 1929, impulsado por el espíritu aventurero que habitaba a muchos inmigrantes europeos que buscaban nuevos horizontes de vida como alternativa a la crisis económica y política que vivía Alemania con el ascenso del nazismo, pocos años antes de la segunda Guerra Mundial. A su llegada a Suramérica se incorpora inmediatamente a diversas actividades investigativas relacionadas con la etnología y la antropología. En este periodo realiza dos viajes al Vichada y Guanía, regiones del Amazonas colombo venezolano, donde realiza sus primeros registros documentales fotográficos en comunidades indígenas Guahibos (Jibis) y Banivas. En 1930 fija su residencia en Bogotá y a partir de 1948 abre en el centro de Bogotá, un laboratorio fotográfico denominado FOTOINDUSTRIAL PAUL BEER, especializando su labor en el ramo de la fotografía arquitectónica, industrial y publicitaria. Actividad que a partir de 1950 le vale una gran reputación profesional al seno de las firmas de ingenieros y arquitectos de la época, como Cuellar Serrano Gómez, Esguerra Sáenz y Samper, Carlos Martínez Pizano, Pladilla y Caro, y Guillermo Bermúdez, entre otros. Todos contribuyentes en la transformación urbanística y arquitectónica de la ciudad de Bogota, que Paul Beer se encarga de documentar. Paul Beer fallece el 21 de diciembre de 1979 en Bogotá, dejando un legado fotográfico de altísima calidad fotográfica y humana cuya importancia y valor documental, son fundamentales para la historia de las comunidades Guahibo (Jiwi) y Baniva, originarias de la frontera amazónica colombo venezolana. Cabe destacar que mas 170 fotografías de Paul Beer ilustran el libro de Felix v. Digiovanni titulado The call of the Curassow and the land of the Guahibo Indians cuyos originales , fotos, y documentos fueron donados al Museo Nacional de Historia Natural de Nueva York. Igualmente sus imágenes aparecen en el primer numero de la Revista Farol, y en publicaciones antropológicas venezolanas de los años 40 y 50.


DATOS:
SITUACION TERRITORIAL DE LOS GUAHIBO DE LA ORINOQUIA COLOMBIANA
Las matanzas y los actos de violencia contra las comunidades, son innumerables y siguen en la actualidad. Es imposible, la determinación y descripción de todos, recogemos aquí una muestra de los más famosos por su repercusión mediática:

- Matanza del río Guanapalo: Cometida a comienzos del siglo XX contra indígenas guahibos. Un gran número de indígenas, es invitado a comer y beber después, es conducido a una iglesia donde fueron asesinados todos con cuchillos y armas de fuego.

- La matanza de Iguanitos, Cuibas y de otros grupos guahibos cometida por la compañía petrolera “Troco”. Entre los años 1938 y 1942. dicha empresa, tenía contratado a un gran grupo de gente con campamento en el Río Pauto y a cuyo mando se encontraba Juan Díaz, para limpiar étnicamente la zona. Asesinaron en este periodo a cientos de indígenas, se calcula en más de 400 solo el numero de Iguanitos-Guahibo asesinados, a parte de las matanzas de otros grupos Guahibo como los Cuiba.

- Matanzas y desplazamientos de Sikuani-Guahibo en el río Manacacías. Departamento del Meta. Se limpio étnicamente, todo el Río Manacacias, los grupos que se negaron a desplazarse, fueron asesinados, destaca la matanza, de la comunidad del Tablero. Es de destacar que en la zona había reconocidas reservas indígenas que actualmente son hatos
pertenecientes a ganaderos.

- Matanza de Cuibas-Guahibo en la Rubiera 27 de Diciembre de 1967, esta matanza, si bien no destaca por su brutalidad, 16 muertos entre hombre, mujeres y niños, (algo habitual para la época, tal y como se reconoce en el propio juicio). Si destaca, ya que a diferencia de las demás, si fue juzgada y destaca aun más, por las declaraciones de los acusados, los cuales fueron absueltos por que “no sabían que matar indios fuera malo”, uno de ellos alegó que ya había matado a más de 40 indios y que nunca había pasado nada, el otro que matar indios era como matar monos ya “que se aprecian bastante”, si bien la declaración más escandalosa fue que “existía un tráfico de pieles, tanto de animales como de indígenas, para lo cual existían varios compradores. Un día cualquiera, le habían sido enviadas a un presidente de la República las pieles de dos indios disecados y se recordaba el caso de un presidente de la República que se dedicaba al sacrificio de indios y en la sala de su casa tenía como “adorno” pieles de indígenas” (ref.: cuaderno Nª 2 expediente la Rubiera, Juzgado segundo superior Ibagué FLS 10-196, 305-706, 931-1.117). Este argumento fue de mucho peso a la hora de la absolución de los acusados, ya que si de esta manera daba ejemplo el gobierno de la República, esto le debió de parecer al Juez, que justificaba que los ciudadanos de la misma siguieran su ejemplo.

- Masacre de Sikuani-Guahibos en la región de Planas. Iniciada por el ejército nacional de Colombia el 15 de febrero de 1970. los actos de tortura y asesinatos, se prolongaron por más de seis meses contra diferentes parcialidades de Sikuani, en especial las del río Planas que crearon una cooperativa para la comercialización de arroz. Paso a la historia, porque gracias a la acción de diversos sacerdotes, la noticia salto a la prensa, e incluso dos indígenas declararon en el congreso. Un sacerdote escribió dos libros al respecto 2 “Planas, las contradicciones del capitalismo” y “Planas un año después” por estas denuncias, fue asesinado. Nunca, nadie fue inculpado por la matanza.

A estas matanzas históricas hay que añadir, amenazas, torturas, asesinatos, … y el hecho de que “Los Cuiba, conjuntamente con los Guahibo, fueron las principales víctimas de la cacería de indígenas denominada cuiviar (también guahibiar) actividad adelantada por los dueños de las haciendas y hatos lo que constituye una costumbre generalizada en los llanos colombo-venezolanos, durante el siglo XIX y primera mitad del siglo actual (el XX) “ (ref.: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango Tomo III volumen I-Los Cuibas)…
http://clavero.derechosindigenas.org/wp-content/uploads/2010/07/Colombia%20GUAHIBO.pdf





martes, 24 de agosto de 2010




Antoine Hercule Romuald Florence (1804-1879)



Caminos paralelos

Hercule Florence inventor latinoamericano de la fotografía


Por: Neldson Marcolin



El descubrimiento de la fotografía es uno de aquellos momentos tecnológicos en los que la mirada de innumerables investigadores o inventores converge en el mismo punto de interés y los lleva a obtener resultados en períodos cercanos unos de otros. La búsqueda de una técnica eficaz de impresión utilizando la luz solar ocurrió simultáneamente en Alemania, Francia e Inglaterra durante las tres primeras décadas del siglo XIX. Los franceses Joseph Niepce y Louis Daguerre obtuvieron buenos resultados y difusión, y se quedaron con los laureles del invento durante muchos años. Paralelamente, el también europeo Hercule Florence realizó experiencias exitosas con cámara obscura y con fijación de imágenes en papel en Brasil, a partir del año 1833. La diferencia fue que él vivía aislado en el interior de São Paulo, lejos de los proyectores y otras novedades traídas por la literatura especializada de publicaciones de ultramar.

“La fotografía estaba lista para descubrirse desde el final del siglo XVIII porque ya existía el suficiente conocimiento de la cámara obscura y de los procesos químicos”, dice el historiador e investigador de la fotografía Boris Kossoy, de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo. En el año 1972, Kossoy comenzó a rescatar la historia de los descubrimientos de Florence y fue quien realizó la comprobación científica, 140 años después, de las principales experiencias precursoras emprendidas por el francés en la entonces villa de São Carlos, la actual Campinas. El investigador obtuvo en el año 1976 el apoyo de la tradicional Escuela de Artes Gráficas y Fotografía del Instituto de Tecnología de Rochester, Estados Unidos, reproduciendo las experiencias y confirmando la validez de las realizaciones de Florence, tal como lo registraban sus diarios. Las investigaciones de Kossoy, que tuvieron repercusión internacional, fueron reunidas en el libro Hercule Florence – A descoberta isolada da fotografía no Brasil (Edusp, reeditado en el año 2006), obra que circula también en castellano, en una edición del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Los manuscritos de Florence, en número de seis, se encuentran en Campinas, al cuidado de Teresa Cristina Florence, tataranieta del inventor, quien los heredó de su padre, Arnaldo Machado Florence, entusiasta divulgador de la obra de su bisabuelo y la persona que facilitó a Kossoy el material original. “Aunque los diseños de la cámara oscura, la máquina de poligrafía, las fotos de las etiquetas de farmacia y de los diplomas de la masonería fueron robados de mi casa en el año 1989”, se lamenta Teresa, quien conserva los diarios. Como los originales fuero reproducidos numerosas veces, existen copias de esa documentación.

Antoine Hercule Romuald Florence (1804-1879) llegó a la fotografía por caminos sinuosos. Natural de Niza, poseía talento para el dibujo y soñaba con recorrer el mundo. Durante uno de sus viajes, recaló en Río de Janeiro, en febrero de 1824, y se quedó en la ciudad, no se sabe exactamente por que razón. En el año 1825 se ofreció para participar como segundo dibujante de la expedición al interior del país comandada por el naturalista y cónsul de Rusia en Río, Georg Von Langsdorff. El primer dibujante sería Johann Rugendas, quien desistió y fue sustituido por Aimé Adrian Taunay.


La expedición fue un desastre en varios aspectos, con varios accidentes y la muerte de Taunay. Pero al menos Florence consiguió realizar un buen trabajo documental. Registró los acontecimientos en su diario e hizo dibujos que revelan, según los especialistas, cierto empeño científico, sin montajes o idealización del paisaje, recursos comunes utilizados por los artistas extranjeros. Hacia el final de la expedición, Florence se casó y se afincó en la villa de São Carlos, donde residía la familia de su mujer.


Una vez instalado, el francés comenzó a recabar medios para imprimir uno de sus ensayos resultantes de la expedición Langsdorff, relativo a los sonidos producidos por los animales. Ocurre que existía tan sólo una imprenta tipográfica en la provincia de São Paulo, hacia el año 1830. Fue en aquel momento que inició las investigaciones con el objetivo de desarrollar un sistema diferente de impresión, que prescindiese de las tradicionales máquinas impresoras. Esa invención fue bautizada por él como poligrafía (polygraphie). Para una explicación simplificada, se trata de planchas de madera embebidas de tinta y capaces de imprimir.




Ilustración de Hercules Florence



Al intentar perfeccionar la poligrafía para tornarla más eficaz, Florence arribó a las experiencias con la cámara obscura. El día 15 de enero del año 1833 registró en su diario la posibilidad de “imprimir por la acción de la luz”. En sus experiencias utilizó vidrio, además de papel. Otros precursores de la fotografía hicieron lo mismo, como Thomas Wedgwood, en el año 1800, y Niepce, en 1822. Fox Talbot llegó a comunicar a la Royal Society que inventó una técnica para copiar dibujos grabados sobre soporte de vidrio en 1834. “Como puede verse, los descubrimientos se encaminaban en la misma dirección, en diferentes países, aunque uno no supiese lo que el otro hacía”, observa Kossoy.


Una fotografía aun no inventada absorbió todo el interés de Florence. Él relata en su diario la búsqueda de agentes químicos que, aplicados al papel, pudiesen grabar imágenes cuando eran expuestos a la luz, y escribe acerca de las experiencias con nitrato de plata. De acuerdo con Kossoy, es cierto que la información sobre las sales de plata fue facilitada por el farmacéutico y botánico Joaquim Corrêa de Mello en 1832, quien fuera empleado y luego socio de la botica de Francisco Álvarez Machado, suegro de Florence, en la villa de São Carlos.

El inventor francés construía sus propias cámaras oscuras. Su primera foto, que no llegó hasta nosotros, mostraba una ventana con sus vidrios cerrados a través de la cuál se veían los marcos y el tejado de la casa vecina, en enero de 1833. Luego de esa primera experiencia, Florence descubrió que el papel embebido en nitrato de plata y con la imagen grabada en él se oscurecía, y lo propio sucedía al lavarlo con agua. Notó también, que lo que era oscuro aparecía claro y lo que era claro se representaba oscuro –o sea, había realizado una imagen en negativo en el papel.


Florence quería encontrar un agente químico que tornara permanente la imagen, impidiendo el oscurecimiento total cuando fuera expuesta nuevamente a la acción de la luz. Aunque viviera lejos de la Corte y con poco acceso a la información, se apoyó en antiguos libros de científicos conocidos para estudiar la sensibilidad de las sustancias a la luz. En sus diarios se encuentran citas de químicos y físicos como Jons Jacob Berzelius, Antoine François de Fourcroy, Johann Wilhelm Ritter, Nicholas-Théodore Saussure, Joseph Louis Gay-Lussac, Franz Joseph Muller y Claude Berthollet.


Hubo tres compuestos fotosensibles que fueron objeto de estudios más asiduos por parte del francés: el nitrato de plata, el cloruro de plata y el cloruro de oro. Las sales de plata eran conocidas, pero con las de oro fue pionero, aunque su costo hiciera desaconsejable su utilización corriente. También probó varios tipos de papel para impresión y optó por el pergamino de Holanda, utilizado entonces, para las cartas. Hallar un buen agente fijador que evitase el oscurecimiento de las imágenes grabadas constituía otro de los grandes problemas por resolver para los pioneros de la fotografía. Como el mero hecho de lavar las copias con agua no resolvía la cuestión, Florence llegó a recomendar que los originales de las fotos fuesen vistos “por la noche, a la luz de las velas, o incluso de día, en la sombra o a media luz, por un lapso cercano a la media hora”.


En su búsqueda por un fijador, el francés experimentó diversas sustancias. Tuvo relativo éxito con la más inusitada de ellas, la orina. Mediante ella consiguió disolver el cloruro no fijado por la luz. “Podemos inferir que el investigador poseía el conocimiento de que el amoníaco, presente en la composición de la orina, podía funcionar como fijador”, sugiere Kossoy. Fue un paso para llegar al uso del hidróxido de amonio.

Sin saberlo, Florence se encaminaba tan paralelamente a los otros inventores que fue el primero en utilizar el término “fotografía”. Niepce denominó a su proceso como heligraphie y Daguerre, como daguerreotype, Talbot, primero como photogenic drawings, luego como calotype y finalmente, talbotype. Entre los pioneros en utilizar el término fotografía, se encuentran el alemán Johann Heinrich Mädler, los ingleses Charles Wheatstone y John Herschel y el francés Desmarets. Todos lo hicieron a partir del año 1839, de acuerdo con los historiadores de la disciplina. Boris Kossoy, sin embargo, demostró que en su primer manuscrito, fechado el 21 de enero del año 1834, Florence anotó la siguiente frase: “I lest très probable que I’on pourra photographier…” (“Es muy probable que se pueda fotografiar…”). En el mismo diario, con fecha de 19 de febrero del mismo año, él escribió photographie. También empleó la palabra photographia (en portugués), en los rótulos de farmacia. Todos los demás precursores empezaron a utilizar ese término cinco años después.




Documento Masónico reproducido fotográficamente por Florence




Adquirido algún dominio de la técnica de su nuevo invento, Florence fotografió diplomas de masonería y etiquetas de farmacia hasta 1833. Pero en 1839 desistió definitivamente de las experiencias con la fotografía cuando llegó a Brasil la noticia sobre los trabajos de Niepce y Daguerre (quienes colaboraron uno con el otro) y el reconocimiento del gobierno de Francia para ambos como inventores de la técnica de impresión mediante la luz. En un comunicado al periódico A Phenix de São Paulo, en octubre de ese mismo año, Florence habla sobre sus invenciones, pero no reivindica su labor pionera: “no disputaré descubrimientos a nadie, porque una misma idea puede surgir en dos personas, porque siempre creí precarios los actos que yo ejecutaba y a cada quien su merecimiento”.


Todos los pioneros realizaron sus experiencias entre los años 1800 y 1839, año del reconocimiento al invento por parte del gobierno de Francia. “El trabajo de Wedgood, Niepce, Fox Talbot, Hippolyte Bayard, Florence y otros, residió en la feliz conjugación de descubrimientos anteriores”, evalúa Kossoy. “Ese conocimiento podía aplicarse en forma más o menos eficaz por parte de algún investigador seriamente determinado donde quiera que él se encontrase, no importando el grado de ‘civilización’ de su medio”.